viernes, 18 de febrero de 2011

Contamíname.




Lo mío lo mejor. “Santiago y cierra España…” La autarquía y la confabulación…
Pero qué solitos y pobres nos quedamos cuando este hermoso pueblo decidió cerrarse  al mundo. Por el contrario, nunca fuimos más grandes y luminosos que cuando, abiertos a mil fronteras, decidimos compartir arte y ser. Llevamos y trajimos y, en el camino, hicimos y nos hicieron nuevos…
No se me antoja nada más español que la honda espiritualidad castellana. Para plasmarla, no obstante, hicieron falta el verbo de Roma, el decir de Oriente, las piedras de Europa…, los mismos que fueron llevados por almas audaces más allá de la mar océana,  siglos después.
Quién iba a decir a Gerardo Diego que la inspiración para sus tres sonetos al Ciprés de Silos se iba a ver facilitada por los monjes benedictinos franceses de Solesmes, los mismos que reconstruyeron el monasterio en 1880, abandonado desde la desamortización de 1836.
Él ya alcanzó sus particulares “delirios verticales” y  su obra universalidad, como la de todos los sacrificados poetas del 27. Universales aspiran a ser, también, estas líneas en el abrazo a los millones de humanos que vinieron a España en los últimos años, en son de buena voluntad, a la procura de felicidad y un mundo mejor.


EL CIPRÉS DE SILOS

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
 mudo ciprés en el fervor de Silos.


PRIMAVERA EN SILOS

Ahuyenta el sol los delicados hilos
de una lluvia viajera. Y, pregonero
del hondo y fresco azul , un novillero
ruiseñor luce su primor de estilos.

Los perales en flor, nuevos los tilos;
el ciprés, paraíso del jilguero.
Qué bien supiste, hermano jardinero,
interpretar la primavera en Silos.

Ay, santa envidia de haber sido un monje,
un botánico, un mínimo calonge
-frescor de azada y luz de palimpsesto-,

y un anónimo y verde día, cuando
Dios me llamase, hallarme de su bando
y decirle: "Bien sabes que estoy presto".




AUSENTE

Cielo interior. Tu aguja se perfila
-oh, Silos del silencio- en mi memoria. 
Y crece más su llama, ya ilusoria,
y más y más se pule y esmerila.

Huso, ya sombra, que mis sueños hila,
al sueño de la rueca, claustro o noria
rueda el corro de estrellas por la historia
y aquí en mi pozo tiembla y escintila.

Ciprés, clausura y vuelo, norma, eje,
de mi espiral espíritu rodando
la paz que en tus moradas se entreteje.

Quiero vivir, morir, siempre cantando,
y no quiero saber por qué ni cuándo.
Sálvame tú, ciprés, cuando me aleje.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Otra de Raphael.

La habré oído cientos de veces. Da igual, cada vez me causa más asombro. Es que esta voz no es de este mundo, o sí, qué sé yo... Modulación y vocalización perfectas. Capaz de subir de primera a séptima, quién dice a séptima, cómo saber hasta dónde sube... a la vez que despliega tonos y matices preciosísimos. La canción se llama "Ave María" y la interpreta en la película "El golfo", rodada en México en 1968. Me deja boquiabierto contemplar en este vídeo su boca mientras adapta su lengua a su cavidad bucal para desplegar ese torrente poderoso. Hay un momento en que llega a vérsele la vibración de la campanilla...  Qué más decir, mejor callar y que cante Raphael...

martes, 15 de febrero de 2011

DE AQUÍ NACIÓ TODO.


Estos días atrás volvió a tocar hacer limpieza en el “doblao” de casa. Sobre una estantería en uno de sus rincones más secos y umbrío reposa la bolsa que contiene todos los diseños que dieron lugar y vida a la capilla de mi Cruz de Arriba. Cada vez que esto sucede, la desempolvo, saco los papeles para que se aireen y procedo a volverla a colocar en el mismo sitio.
Esta vez se escurrió, de entre todos, la cuartilla que dio origen al proyecto. No la había vuelto a ver en años, es más, ignoraba que aún existiera. Me hizo estremecer hasta las lágrimas. Regresaron de golpe mi exigua mesa de trabajo y mi cuarto de la Calle Larga, la amada figura de mi madre dándole el visto bueno. Ella fue la primera persona que la conoció.  Y tantas y tantas vivencias más que van asociadas en mi mente a este querido proyecto hecho realidad. Luego vendrían centenares de dibujos más para ir suministrando a todos los profesionales que trabajaron en la obra, pero éste fue el primero y, por lo tanto, el más querido… Tal vez algún día me decida a irlos escaneando todos y contar en el blog las peripecias que suscitaron. Darían para un libro gordo.
Es muy pequeño y bastante chapucero. Está realizado a lápiz en una cuartilla, mitad escuadra y cartabón mitad mano alzada. Días vendrían luego para poder aplicar los conocimientos de escalas y descriptiva aprendidos, sobre todo, de don Luis Fernández de Retana Almansa, mi gran profesor de dibujo en el Politécnico de la Rábida. Quién me iba a decir a mí, que terminé orientándome por el inglés, que tendría una oportunidad en mi vida para aplicarlos. ¡Y qué oportunidad…!
Quiero, en este punto, animar a todos los chavales a continuar estudios. Los que sean, aunque les parezcan poco prácticos. Un día terminarán valiéndole. La vida del estudiante es sacrificada, pero las recompensas siempre terminan llegando. Así que, por favor, les ruego a todos ellos que no abandonen su formación… Me resulta tan triste ver a tantos jóvenes villarraseros por las esquinas con nada que ofrecer…
Este dibujillo dio paso a uno mayor para ser presentado al concurso organizado por mi Hermandad y, a partir de aquí, todo es historia escrita en sus libros de actas y realidad gozosa que saluda a todo el que enfila la arteria principal de Villarrasa.
En esta vida me ha tocado y me toca, como a todo el mundo, sufrir  por diversos motivos; pero en otros grandes aspectos me considero un tipo con suerte. Levantar la capilla de mi Cruz me resulta todo un privilegio con el que el destino me premió con sólo veintisiete años. Tener a tantas personas de calidad pendientes de mis trazas y mis decisiones fue todo un regalo, un rito iniciático del que estar agradecido mientras el cuerpo me haga sombra.
Cuando veo a las personas que luchamos por ella, ya casi ninguna está en la Junta, mirarla y emocionarse, yo también lo hago hasta los tuétanos… El capricho fue mío, el parto de todos… Creo que tuvimos muchísima suerte, la tuvo la Hermandad, teniéndonos los unos a los otros: un presidente trabajador, generoso y comprensivo; un administrador correoso y eficiente; unos vocales apasionados… Distintas ideologías y edades convergieron en un fin ambicioso e ilusionante… Todos a una… Los hermanos lo vieron, creyeron en ello, les gustó y el empujón que nos dieron fue tan enorme que casi ha llegado hasta el día de hoy…
Desde entonces ha pasado mucho tiempo. El edificio ha ido adquiriendo solera. Ya hay una generación entera que no ha conocido otro… Uno también ha ido evolucionando. Tuve que aprender que la Cruz es sólo una y su Mártir universal. Me fui alejando de banderías y exclusiones. Fui consciente de que mi soberbia y prepotencia me impidieron ver durante años la Sangre que tiñe el Madero… Abrí mi mente y lo primero que contemplé fueron mis propias limitaciones.  Dejé de creer en muchas cosas, pero lo sigo haciendo en Ella y en el sacrificio como virtud generadora…Me he vuelto más exigente y cascarrabias pero, qué caramba, lo volvería a hacer…, aunque antes, eso sí, pediría perdón…

sábado, 12 de febrero de 2011

VÍA VERDE DEL TINTO. Yo denuncio…


Salgo con el ánimo gozoso, aprovechando el sol y la temperatura de esta primavera adelantada a febrero, a recorrer en moto nuestro campo. Esta vez el paseo me lleva, vía de Riotinto arriba, hasta el Pantano del Corumbel.
Pero, mira tú por dónde, todo el gozo que se me prometía minutos antes se me cae a los pies al comprobar la triste realidad de la ruta. Me refiero a la vía, no al sobrecogedor paraje. Ruedo sobre las ruinas de la que podría haber sido la vía verde más singular y bella de Europa. La misma que nuestros nefastos administradores han permitido expoliar, ocupar, destruir y arruinar en poco más de treinta años desde el cese de su uso minero. Unos políticos de pacata visión cortoplacista, empeñados unos en hacerle la puñeta a los otros, no vaya a ser que se apunten el tanto, y entre todos haciéndonosla a los ciudadanos, los únicos perjudicados al no poder aprovecharnos del disfrute y los beneficios que tal infraestructura hubiera generado.
El pasado fin de semana paseé por vías verdes en medio de la nada en el Alentejo portugués. No pude dejar de añorar la nuestra en su paraíso. No perdono a los que, sin ver más allá de sus narices y de las cifras de sus réditos, no han creído en ella y no han permitido al mundo venir a conocerla y admirarla como algunos de aquí, a duras penas y salvando obstáculos, hacemos.
Selvas húmedas, desiertos, sabanas, praderas, cañones… hay muchos. El Tinto y su cuenca son exclusivos y singulares. Nuestra vía verde podría estar ofreciendo a la humanidad parajes, colores, olores y formaciones naturales únicos en el planeta.
De todo eso nos han privado. Así que no se me ocurre mejor música que ponerle a los montajes fotográficos que dos marchas fúnebres, la muy conocida de Chopin y la estremecedora de Richard Wagner. Espero que lo comprendan, pero esto es lo que hay…

viernes, 4 de febrero de 2011

LA BANDERA DE ESPAÑA.


Mi primera estancia en el Reino Unido coincidió con la boda del sempiterno Príncipe de Gales con Lady Diana Spencer. El país entero, cada ventana, cada calle, se llenó de motivos decorativos de celebración, bajo el denominador común de los tres colores de la Union Jack. Si entrabas en conversación con los lugareños, no dudaban ni un instante en dejar patente el orgullo que sentían al usar aquel símbolo que les había servido tanto para ganar imperios como para unirse contra el tirano. No pude dejar de sentir una mal disimulada envidia.
Aquí para lo único que habíamos usado la Bandera, (oro, sangre e imperio como ninguna), en el último siglo,  es para arrojarla a la cara del contrario e imponérsela por la fuerza. Incluso bien entrada la transición y hasta nuestros días hay quien, impúdicamente, la luce como parte de su indumentaria personal para remarcar y hacer evidente una ideología concreta. Esta marrana costumbre de los españoles consistente en hacer banderías con los sagrados símbolos de todos…

 El otro día llegué al piso donde estudia mi hijo en Sevilla y me encontré la roja y gualda formada con pinzas de tender en una de las cuerdas de la terraza. No sé si alguno de los que allí conviven había sentido un arrebato patrio o ardores postmundialistas.
Le pregunté:
-         - Enrique, quién ha hecho esta bandera…
-          -Yo, papá. Me respondió él.
Me di un punto en la boca y callé. Para qué trasladarle mis frustraciones… 

martes, 1 de febrero de 2011

CRUZ DEL CAMPO.


Hoy ha sido un día frío pero radiante de sol.
En Villarrasa, mi pueblo, en cuanto el tiempo endereza y se le ve la punta a la estación deseada, empezamos a reinar en nuestras fiestas de primavera. El ánimo se levanta o así nos lo parece y cambia el tono y hasta el semblante. La verdad es que este año lo necesitamos de manera especial, después de estos tiempos tan malos que estamos atravesando. 
De tarde, temprano, me di una vuelta por la Vega de Aradilla y llegué con los ojos tintados del rojo, amarillo y ocre de nuestro Tinto. Luego, ya relajado y en casa, he querido seguir con el tono. Así que he retomado el Photoshop y me he puesto con nuestra preciosa Cruz del Campo. Un gran crucero de abajo que fue alumno mío me ha suministrado fotos para recortar y el resto me lo he agenciado en la red, en especial de la web  "La gubia y el tas" , propiedad de Concha R. Worth, de la que he tomado un precioso angelote tallado.
He jugado esta vez, sobre todo, con luces y matices igualados para conseguir homogeneidad cromática. El resultado puede adolecer de algunos detalles un tanto kitsch. No me preocupa. Al fin y al cabo, qué es si no nuestros excesivo barroquismo.
La Cruz, convenientemente iluminada y tratada, luce bellísima. Seguro que va a emocionar a todo el que sepa contemplarla con ojos embelesados. Dejo aquí las imágenes en señal de gratitud a quienes me han facilitado los medios para montar la composición y como homenaje a todos los cruceros de abajo que, como siempre, van a tener el privilegio de abrir el mayo villarrasero. 


Pincha sobre las fotos para verlas a mayor tamaño.