sábado, 30 de julio de 2011

Mi hijo, la música y yo…

Treinta años tuve que desafiar a la vida para encontrármelo. Al final, fue mucho más generosa conmigo de lo que yo merecía.
Él disfruta ahora de una hermosísima juventud, radiante y plena, mientras yo me acomodo a la tumultuosa paz de la madurez.
Son muchas las cosas que nos unen, más allá del amor y la sangre… Muchas las complicidades y diálogos tejidos estos años entre los dos… Uno de ellos es la música, aunque reconozco que me pone de continuo colorado porque yo hace mucho que me quedé “behind the times” en cuanto a tendencias e intérpretes. No obstante, muy de vez en cuando, tengo la alegría de poderle hacer algunas aportaciones también. Sin ir más lejos, hace pocas fechas, a raíz de una entrada en este blog, lo tuve varios días escuchando a Gianni Morandi con embeleso, de quien ni siquiera había oído hablar con anterioridad. Lo normal, sin embargo, es que esto ocurra a la inversa.
En una cosa estamos de acuerdo: Raphael tiene la voz más preciosa que ha dado este país. “Vozarrón”, como él la llama. Su canción de culto es “Digan lo que digan”. La mía ni sabría decirlo… Todas… Aquí dejo algunas para el general deleite. Este hombre va a tener que ponerme ya un comentario en el blog…

viernes, 29 de julio de 2011

Beltrán, Maná, Mejía, un tal José Alfredo y un niño…

El título suena a México. No es banalidad ni capricho. Tenía que ser así…
Hay amigos que me están pidiendo que vuelva a publicar y a mostrarme.
Debo pedir disculpas. Estos intemporales días de verano me vuelven introspectivo y egoísta. Películas aplazadas, lecturas, canciones para la añoranza… Todo el tiempo para mí… Diría que sólo estoy dispuesto para las emociones, no para el esfuerzo, incluido el blog.
Con México debía hacer una excepción. México para mí, aunque no haya puesto pie en él, es un sentimiento más que una idea. Lo es para todos los españoles y se lo debemos… No puede olvidársenos, ahora que se cumple el septuagésimo quinto aniversario del comienzo de nuestra Guerra Civil, que allí encontraron acogida y patria lo mejor de nuestros hombres y mujeres. México supo ser para ellos una buena madre cuando España no fue ni mala madrastra. Tierra de promisión para la inteligencia española, abonada ya por el calor de sus huesos.
Ya sé que la imagen del Presidente Lázaro Cárdenas adorna ahora multitud de plazas y rotondas por ciudades y pueblos de España entera y que su nombre honra infinidad de sus calles y avenidas. No es para menos. Nunca estaremos lo bastante agradecidos a nuestros hermanos del otro lado, a los que la historia se empecina en unirnos una y otra vez…
Este homenaje no aspira a tanto. Sólo quiere ser una sencilla muestra de cariño que ni siquiera me ha costado trabajo elaborar. Al fin y al cabo mi corazón sólo ha tenido que dejarse llevar por el desgarro y las caricias de estas sobrecogedoras canciones suyas… Y nuestras también…
Y, rebuscando, rebuscando, vine a dar, todo un regalo, con una preciosidad que ni conocía ni esperaba: un Luis Miguel muy niño atacando a su “malagueña salerosa”. Él sí que es “lindo y hechicero…”  






lunes, 11 de julio de 2011

INGLATERRA Y LO INGLÉS

Cualquiera que siga este blog habrá podido ya darse cuenta de que soy bastante anglófilo. De allí todo lo que me ha venido ha sido bueno: el inglés (mi medio de vida) y Andrew (parte de mí que vive fuera).
He tenido que tomar hoy, no obstante, una dura decisión: no crear en mi blog un apartado para BLOGS AMIGOS, con objeto de enlazar el de La Cruz del Inglés, proyecto histórico en el que él participa.
Lo he hecho porque el carácter y la temática de ambos blogs no coinciden en absoluto y porque, criterio no menos importante, guardo, a pesar de todo, la visión negativa que en España se tiene de esa isla. Inglaterra sigue siendo para los españoles ese país antipático que construyó un imperio por celos del nuestro y cuya “ayuda” nunca nos ha salido gratis: se llevó consigo Menorca y Gibraltar tras la Guerra de Sucesión y su participación en la Guerra de la Independencia supuso la vuelta del Antiguo Régimen y la llegada del nefasto Fernando VII. Los españoles de progreso nunca se lo hemos perdonado. Cuánto mejor nos hubiera ido de haber permanecido en la órbita de una Francia liberal, ilustrada y revolucionaria.
Nadie se alarme. Volveré a pisar Londres tan pronto como pueda y seguiré leyendo a los hispanistas británicos, los mejores del mundo. Y, cómo no, porque Andrew es un regalo que me dio la vida, aquí le dejo enlazado, por tres veces, su Blog de la Cruz del Inglés.
Besos, amigo. Ojalá te dé muchas visitas…

sábado, 9 de julio de 2011

LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO




















Este sugerente título del relato de Fernando Fernán Gómez, llevado al cine en 1983 por Jaime Chávarri, define bien dos de mis ocupaciones de este verano: la meditación y la lectura acerca de nuestra Guerra Civil que está a punto de conmemorar aniversario (asunto siempre presente en mis pensamientos) y la bicicleta…
Ha sido la bicicleta para mí, desde que puedo recordar, instrumento de deseo, evasión, juego, exploración, ejercicio…
No puedo imaginarme mi vida sin su acompañamiento y beneficios.
Como niño de familia pobre, la deseé febrilmente los primeros años de mi infancia, sin poseerla. No estaba al alcance del humilde salario de un agricultor. Su precio equivalía al de muchos meses de dura faena. Tuve que esperar, por tanto, a los siete años y a mi primera comunión cuando, unidos los regalos a un último empujón de mi tía Reposo, pudo haber liquidez para comprarla. La adquirimos en una agencia de Huelva. Era una preciosa Orbea antigua de cadete, con cuadro triangular azul y guardabarros y manillar niquelados. No puedo imaginar cosa más preciosa. Tenía sillín de cuero y muelles con la marca incrustada a fuego y un pequeño estuche que colgaba del mismo mediante correas de hebillas en el que se guardaban las llavecitas.
Hubo que facturarla en Huelva para poderla transportar en tren y mis ojos no se despegaron de ella en todo el trayecto. A la mañana siguiente me levanté con el sol para cogerla. Las ganas no me dejaban estar en la cama… Pero había un pequeño problema: no sabía montar… Por lo que me tuve que conformar con darle un paseo por la calle arrastrándola por el manillar y mis ansias tuvieron que esperar a que Joselito, entonces novio de mi prima Anita, me enseñara. Lo consiguió pronto, con agrado y eficacia, por los pedregales calizos de la Calle Larga y de la Carretera de Rociana de entonces. Quien aprendió a montar en tales condiciones no lo olvida jamás, así que hasta hoy…
Qué alegría cada tarde cuando llega el momento de echarme con ella a los caminos del pueblo. Qué meditaciones tan fluidas y placenteras… Cuánto me lo agradece el cuerpo en agilidad. Qué bien respiro cuando, después, ya limpio y fresco, regreso al escritorio. Me gusta en cualquier época del año, sobre todo en estas larguísimas tardes de verano, sin reloj ni miedo al oscurecer.
Estoy agradecido a la vida por haberme regalado los senderos únicos de mi Villarrasa: su Tinto y su vega de color caliente y fresca marea, su campiña de lomas compasivas para las piernas. Su paisanaje auténtico: ni fantasmones, ni afectados…  Qué delicia ayer por la tarde uno de los nietos de Manolito Miguel en su trasteo de vacas y potros en la fresca polvareda de los rastrojos nuevos. Siempre te encuentras algo…
Caminos y más caminos y la buena gente… Tan buena como las de nuestra recién estrenada Corporación Municipal, quienes estoy seguro se van a acordar, si por azar llega esta entrada a ojos de alguno de ellos, del Camino de la Vega de Aradilla y de los dientes y piñones de las bicis de los que por él discurrimos cada día…
Sólo la tuve abandonada en los dos años previos a la muerte de mis padres. Su cuidado demandó todas mis fuerzas. No me quedaba ni tiempo ni ganas para nada más. Aún recuerdo a mi madre, pocos días antes de partir y viéndome gris y alicaído, insistiéndome:
-     -  Hijo, coge la bicicleta y sal aunque sea un ratito…
-     - Sí, esta tarde le voy a inflar las ruedas… Argumentaba yo por contentarla.
Una vez idos los dos, fue lo primero que hice. Cuánto lo agradecí… Supuso un verdadero renacer…
Me voy ya, pues, en su busca. Es casi la hora… Hoy voy a tirar para Niebla por el camino de la Dehesa del Río. El equipo azul (tengo otro rojo, como corresponde a mi pueblo) está en un sillón del garaje sucio de tres días. No importa: más sudor y polvo va a coger.
En Niebla tomaré un té frente al castillo. A ver si veo a algún alumno… Hasta luego…


sábado, 2 de julio de 2011

AH… EL CINE…

Qué tendría que decir, cuántos kilos de palabras emplear, a fuer de ser injusto, para describir un arte que me ha proporcionado tantísimas horas de entretenimiento, pasión y embeleso… Qué bien comprendo la emoción y las lágrimas del protagonista en la escena final de Cinema Paradiso.

No voy a escribir más. No sé cuánto espacio precisaría para, a pesar de ello, nunca terminar de contar…
Baste, como tributo de gratitud, un pequeño homenaje a mi actor favorito de todos los tiempos, el inconmensurable Charles Laughton. No se puede poner más fuerza interpretativa que la que él consigue con su viejo abogado defensor, cascarrabias e íntegro, en la película  Testigo de cargo (Billy Wilder, 1957). El gesto de dignidad recuperada al recibir de manos de su asistenta su peluca judicial supone para mí el epítome del cine… Tenía que ser de Billy Wilder…   

PELOTAS DE SERRÍN

No pensaba hoy subir más entradas al blog. Pero quién puede resistirse…
Es lo bueno que tiene el verano. Lejos ya, aunque hayan pasado sólo horas, de correcciones y correos de alumnos uno puede dedicarse a buscar lo que le gusta… Y, buscando, buscando, a veces se da con joyas como ésta… Estaba acostumbrado a oír el “Non son degno di teen el muy conocido vídeo de la película. Éste de la RAI ha sido todo un descubrimiento. Quién puede resistirse a mostrar a este jovencísimo, radiante y muy expresivo Gianni Morandi. Su modulación es distinta y más rica que en la conocida versión de disco. Canta, además, con su cara más que con la boca. Todo un tesoro y una maravilla para cerrar esta bonita primera jornada de estío.

Si alguien no lo tiene claro a estas alturas, el pop italiano es otra de mis adoraciones. Su música melódica, dulce y romántica es un regalo para mis sentidos a cualquier hora del día. Y qué decir del idioma italiano, siempre cantarín y familiar para el oído español.
Me retrotrae esta canción a las gramolas de aquellos días de la feria de Valverde del Camino. Llegábamos siempre sobre el dieciséis de agosto, después de la Virgen de aquí. Es aún delicia recordar aquellos puestos, celeste y blanco brillantes, preñados de juguetes de todos los colores en el interior y  colgando de las viseras que se alzaban con aldabas de hierro. Yo echaba a correr desde la Calle del Duque, conforme veníamos de la estación. Mis padres no podían sujetarme más. Ya no veía más que el Valle de la Fuente, soñado desde días atrás con los ojos abiertos de la ilusión. Qué casualidad, por allí rondaba ya esperando  alguna tita, de las muchas que tenía, para, amorosamente y después de la ensarta de besos de bienvenida, introducirme de la mano en aquel caleidoscópico túnel del que siempre salía con algo. Eran generosas en extremo aquellos días de fiesta con su sobrinito villarrasero, el más pequeño de todos. Cómo olvidarme de aquellas pelotas cosidas de serrín que hacían verdaderos verdugones en las piernas de mis primas mayores y que tanto me gustaba voltear por escuchar el zumbido al aire de su elástico.    

viernes, 1 de julio de 2011

RRRRRRRRR…………

Uno de julio. Salgo de casa esta mañana con propósito poco definido. Conduzco hasta la capital con la intención de echar un vistazo a las recién estrenadas rebajas y comerme, de paso, un helado de los que fabrican los heladeros artesanos de Ibi. (En estas fechas no los perdono. No los hay mejores en el mundo y saben a Mediterráneo puro). La verdad es que cualquier pretexto es bueno para pasar fuera de casa las primeras horas de las vacaciones. Al final termino haciendo las dos cosas: saboreo un riquísimo helado de levantino turrón de yema tostada y encuentro camisa y pantalones cortos azules, muy de mi gusto.
De camino, leo algunos carteles publicitarios en innecesario inglés. Me duelen… Somos los profesores de lenguas extranjeras los mayores defensores del uso con propiedad de la nuestra propia y los más enamorados de la misma. Corregimos de continuo a nuestros alumnos en su habla y hacemos reiteradas propuestas de expresiones y términos alternativos. Somos conscientes, no obstante, de que las lenguas han sido siempre realidades en transformación que responden a las mutantes comunidades humanas y a sus necesidades de socialización y adaptación. Siempre se han interferido y prestado. Por mi parte, sé muy bien que ello es así y, en consecuencia, nunca corrijo la utilización de palabras como “pendrive” y otras tantas al uso hoy en día. Sé que, con el tiempo, quedarán lexicalizadas e integradas al uso normal del español, como ha ocurrido en tantas ocasiones anteriores a lo largo de la historia.
En estas cavilaciones voy cuando, poco antes de San Juan del Puerto, suena el teléfono y me veo obligado a echar el coche a un lado de la carretera. Es el Secretario del instituto.
-              - Oye, ¿tú le entregaste al Jefe de Estudios la lista con los nuevos libros de texto para el próximo curso?
-              - Sí, José María, – respondo, el Departamento de Inglés fue el primero en hacerlo…
-              - Es que andamos locos y no damos con ella…
-              - Pues buscadla bien, removed papeles porque, te digo, están entregadas…
-              - ¿Tú estás seguro…?
-              - Tan cierto como que me tengo que morirrrrrrrr………
Y queda esa castellanísima “R” largamente suspendida en el tiempo entre mi punta de la lengua y el velo del paladar. Me sabe a gloria. La saboreo como a un caramelo dulce… Por cierto, “caramelo”, lusismo, palabra castellana procedente de la lengua portuguesa…