lunes, 9 de mayo de 2011

Puta perra…

El único objeto de estas palabras es mostrar mi gratitud al comentarista anónimo de mi anterior entrada por darme a conocer el poema “Basta” de Blas de Otero. Imperdonable no haberme topado con él antes. Me ha dejado noqueado…

Imaginé mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.
Y que la  muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, liento.
Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
de madre, a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.
Basta. Termina, oh Dios, de maltratarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti —ronco río que revierte.

Es verdad… Juro que dudé mucho antes de citar  “La vida es bella…” de Goytisolo. Lo hice porque me venía bien con lo comentado. De más sé yo que esta vida es una puta bastarda que te da lametones y bocados en proporciones desiguales. Sé lo que es marchar por una acera viendo cómo tu yo entero desfila sin poderlo asir por la contraria…
No es nada especial. Todos lo sentimos en un momento o en otro. La sensación de pérdida va unida sin remedio al humano devenir. No hay que lamerse las heridas. Sólo sirve para refrescarlas. Conviene, eso sí, hacer de uno los dolores y aprender a mostrarlos… Y, una vez pasado el duelo, volver a ofrecerse sin pudor en el mercado de la vida. Los milagros aquí son algo cotidiano…
Si la existencia tiene sentido para el viejo al que sólo le queda el rayo de sol de la tarde y la palabra del vecino ¿no lo va a tener para quien está deseándolo? Basta con abrirse y mostrarse…

1 comentario:

  1. Gracias, Joaquín, por tu entrada, por tus poemas, por tus palabras (siempre exactas y oportunas)...El mercado de la vida tiene sentido cuando hay algo que ofrecer y que comprar. Cuando no se tiene nada qué ofrecer y cuando lo único que se quiere comprar ya lo han firmado en el mercado, los milagros solo se pueden cumplir en monjas francesas con parkinson. Todo esto sin menoscabo de que la vida sea bella para muchos, para otros solo es sufrimiento y sinsentido.

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