sábado, 30 de julio de 2011

Mi hijo, la música y yo…

Treinta años tuve que desafiar a la vida para encontrármelo. Al final, fue mucho más generosa conmigo de lo que yo merecía.
Él disfruta ahora de una hermosísima juventud, radiante y plena, mientras yo me acomodo a la tumultuosa paz de la madurez.
Son muchas las cosas que nos unen, más allá del amor y la sangre… Muchas las complicidades y diálogos tejidos estos años entre los dos… Uno de ellos es la música, aunque reconozco que me pone de continuo colorado porque yo hace mucho que me quedé “behind the times” en cuanto a tendencias e intérpretes. No obstante, muy de vez en cuando, tengo la alegría de poderle hacer algunas aportaciones también. Sin ir más lejos, hace pocas fechas, a raíz de una entrada en este blog, lo tuve varios días escuchando a Gianni Morandi con embeleso, de quien ni siquiera había oído hablar con anterioridad. Lo normal, sin embargo, es que esto ocurra a la inversa.
En una cosa estamos de acuerdo: Raphael tiene la voz más preciosa que ha dado este país. “Vozarrón”, como él la llama. Su canción de culto es “Digan lo que digan”. La mía ni sabría decirlo… Todas… Aquí dejo algunas para el general deleite. Este hombre va a tener que ponerme ya un comentario en el blog…

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