miércoles, 12 de enero de 2011

Campanas de Gloria…



Lucía una preciosa mañana londinense, de luz tamizada y húmeda, la primera vez que caí por los aledaños de Westminster Abbey, allá por agosto de 1981.
De entre todas las impresiones que trataba de asimilar aquellos días mi admirado intelecto juvenil, destacó una: la música de sus campanas. Nunca había oído tañer de aquella manera. Me sonaron alegres, armónicas, deslumbrantes y bellas.
Con el tiempo he apreciado que aquello no era espontáneo, sino que su toque aúna técnica, tradición y estudio, en resumidas cuentas, haber sabido poner la inteligencia al servicio de la creación humana.
Admiro la cultura sajona por muchos aspectos. Éste es un mínimo detalle.
Que Dios me perdone pero, desde entonces, cada vez que escucho repiques españoles, incluidos los de nuestra Fortissima Turris Eburnea, se me antojan pobres, faltos de gracia y musicalidad, cual gallinas sueltas en un corral…

1 comentario:

  1. ¿Será que nos leemos el pensamiento?, la próxima entrada de mi blog iba a versar sobre campanas y repiques, sobre todo aquel antiguo y -Dios quiera que no- perdido repique tan característico y diría que aflamencado que tenía las campanas de la torre de nuestro pueblo (dos toques lentos y cuatro rápidos)... que el hecho de haber puesto una más de volteo, bien podría heber complementado lo que había, nunca suprimirlo.

    Me ha encandilado el último video, la coordinación de los campaneros. Sin duda son formas diferentes a lo que conocemos (aunque, para mí, no mejores, jejeje)

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