lunes, 10 de enero de 2011

Mucha vida...


Dos son las condiciones básicas que hacen prevalecer unas relaciones humanas armónicas:
- Capacidad de empatía, esto es, asumir siempre el lugar del otro y estar dispuesto a comprender  todas sus motivaciones.
-  Tolerancia, o lo que es lo mismo, dejar siempre una puerta abierta para valorar un punto de razón en los argumentos del oponente.
Cuando alguna de ellas falla, el campo está abonado para la radicalización y el enfrentamiento.
Todo lo anterior está muy bien y la teoría es conocida y cierta. Ahora bien, cuando se produce un acontecimiento como el intento de aniquilación a las bravas de un oponente, como acaba de ocurrir en Estados Unidos con la congresista Gabrielle Giffords y, más, habiendo sido perpetrado por un niño de sólo 22 años, el sentimiento  conduce a considerar algunos planteamientos añadidos:
- Cuál es el caldo de cultivo social y político que favorece la aparición de tamaño monstruo.
- Cuál es la calidad y la cantidad de la formación de los jóvenes en ese lugar.
- Quiénes son responsables de tan nefasto adoctrinamiento.
- Cuáles son las alternativas para que puedan evitarse conductas  semejantes.
Todas estas preguntas tienen respuestas. En sociedad ya se ha experimentado casi de todo y se sabe bien cuáles son los procedimientos y sus resultados. El que se implementen o no depende únicamente de la voluntad de la colectividad, es decir, de que se quiera hacer…
Por mi parte, hoy he vuelto a clases y, al contemplar la alegría y el impulso vital de nuestros chavales, no he podido, por menos, dejar de acordarme de este desgraciado chaval norteamericano de vida desperdiciada, desde hoy carne de presidio.
Quién dará por él los besos que se va a perder.
Quién dirá las palabras de amor que sus labios jamás pronunciarán.
Qué brazos auparán sus hijos perdidos.
¡Quién volviera a los 22…!
Vamos a hablarles de amor, de formación, de proyectos de vida…
Vamos a mostrarles el mundo maravilloso que pueden conseguir con esfuerzo. Trabajemos para facilitarles empleos y viviendas. Exijámosles que sean estudiosos, nobles y sacrificados.
Todo lo demás son milongas y músicas celestiales… Puro veneno, y es tanta la vida que cabe en un hermoso cuerpo de 22 años…

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